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El tejo de Anguiano. El más viejo del bosque.

Con su milenio largo, el tejo de Anguiano es el ser vivo con mayor edad de La Rioja.

Hay muchos abuelos en la región que rebasan la centena con una salud envidiable, pero si quisiéramos determinar cuál es el ser vivo riojano más longevo tendríamos que dejar a un lado a los humanos, también a los animales (en La Rioja no habitan especies caracterizadas por su dilatada esperanza de vida) y centrar la mirada en los árboles. Más en concreto, en los tejos, y entre ellos, en el tejo de Anguiano, el ejemplar más anciano de la comunidad con su largo milenio enhiesto sobre un espolón rocoso.

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El tejo se ha considerado desde tiempos remotos como un árbol excepcional por diversas razones: su longevidad (puede alcanzar los 4.000 años) y los significados míticos que le han atribuido muchas civilizaciones por su lento crecimiento. Así que, en muchos lugares de Europa, se les valora como monumentos naturales.

8024761El tejo de Anguiano merece un asiento en el catálogo de árboles singulares de La Rioja, no sólo por tratarse del más mayor, sino también por situarse entre los de tronco más grueso con un perímetro de 7,04 metros. Precisamente, el tronco resulta clave para concluir la edad de un ejemplar arbóreo. Según explica el catedrático de Botánica de la Universidad de La Rioja, Javier Martínez Abaigar, el método «más sencillo y barato» se basa en la dendrocronología, es decir, inferir la edad mediante la observación de los anillos de crecimiento anual.

Para ello, detalla, se introduce en el tronco una barrena muy fina (de un centímetro cuadrado de superficie) y se saca el cilindro con los anillos de crecimiento. Cada árbol produce uno por ejercicio (excepto los tropicales). Aunque influye también el hábitat, el grosor que haya alcanzado el tronco aporta una pista fiable de que pueda tratarse de un ejemplar añoso. Normalmente, los de más edad cuentan con un perímetro mayor.

En España, las especies más longevas las encabezan los tejos, los olivos, las sabinas albares (en La Rioja resultan escasísimas), los robles y las hayas. No en vano, ejemplos de éstas se encuentran también entre los más mayores de nuestra región.

Martínez Abaigar indica que alcanzar tales estadios de vejez conlleva que «se pierda vitalidad fisiológica». Esto es, «cada vez crecen menos y cualquier factor ambiental adverso les afecta más». Asimismo concreta que el declive de un árbol con una larguísima vida en sus raíces se manifiesta en que «el tronco presenta huecos que dificultan la absorción del agua y la copa tiene cada vez menos hojas». Así va anunciando su muerte. Por ahora, el tejo de Anguiano presenta buen estado vegetativo, aunque con algunas pudriciones internas acordes a su elevada edad.

Foto:http://www.ayuntamientodeanguiano.org

Foto:http://www.ayuntamientodeanguiano.org

Fuente:larioja.com /Pilar Hidalgo