El Árbol De La Cruz De Los Ladrones. Beratón

Beratón. Soria

  • ESPECIE

    Quercus fagínea

  • ALTURA

    15 metros

  • Perímetro del tronco

    3,49 m en la base, a 1,30m no es posible medirlo por presentar un tumor a esa altura de gran envergadura.

  • EDAD

    aprox. 250 años

Localización

Importancia del árbol y motivo de la presentación al concurso

Es nuestro deseo presentar un monumento vivo, un ser emblemático para los beratoneros y habitantes de la comarca, un testimonio vivo de la historia: “El árbol de la Cruz de los Ladrones”. El 8 de febrero de 2024 habrán pasado 150 años. Esta es la historia del árbol de la Cruz de los ladrones y su camino, camino que cada año recorren niños y mayores para visitar el emblemático árbol. Si este quejigo pudiera hablar, si pudiéramos ver todos los hechos acontecidos en el lugar donde se ubica, sería posible escribir relatos fascinantes de la historia de la comarca del Moncayo, de sus gentes, de sus costumbres. Los “ires” y “venires”, las trifulcas y por qué no, algún amorío.
Todavía es posible mirar y ver este árbol especial, contemplado con cariño y respeto por quienes llegan hasta él, agolpando sentimientos y emociones diferentes. Valores en definitiva del propio árbol, del paisaje y el paisanaje.
Nos gustaría poder darlo a conocer y compartir nuestro sentir.

Presentación al concurso

Árbol, bosque, Beratón…Moncayo.

Una visión a vuelo de buitre

El Arbol de la Cruz de los Ladrones se encuentra en Beratón. La localidad situada a 1395 metros es el municipio más alto de la provincia de Soria y del Moncayo.

Con apenas 40 habitantes censados, siendo cruce de caminos entre Aragón y Castilla, entre la meseta y el valle del Ebro, es la puerta para atravesar el Moncayo por sus praderas. O para subir a su cumbre. Integrado en el futuro Parque Natural del Moncayo.

Dos ríos recorren su término: el Isuela y el Araviana, río famoso éste último por ser lugar de batallas de los Infantes de Lara.

El término es barrido por vientos como el Cierzo, siendo cubierto de nieves en invierno que llegaron a servirse a reyes como Carlos IV en 1759.

Esconde en primavera y otoño un rico repertorio de colores. Es fruto de los diversos tipos de hojas de robles, encinas, chopos, arces o abedules. Quién sabe si recuerdo del bosque celtíbero de Buradon.

El monte bajo es famoso por sus camamilas, salvias, tés y también por las setas, chordones, moras y endrinas. Tierra de ganado ovino y cereal, también son conocidas sus patatas y la gastronomía de judías, garbanzos, migas o “carne a la pastora” (guiso de cordero).  Buen reclamo para el caminante que visita estas tierras.

Sobrevuelan nuestras cabezas buitres, águilas y alimoches, que aquí se llaman milopas. Nos llevan a lo alto.

El sistema alpino de Moncayo y sus sierras se combinan con las crestas calcáreas, las simas y los barrancos. El Ojo del Viento vigila desde lo alto de una de ellas, las Corzas Blancas becquerianas y los caminos llevan a localidades rayanas como Añón, Purujosa, Borobia o La Cueva.

Es tierra de frontera. Es lugar de acogida, entre el cielo y la tierra, en albergues-ermita y en fiestas rituales.

Es entonces, cuando el paisaje y el paisanaje te dan la mano alrededor de un árbol. El Arbol de la Cruz de los Ladrones.

Para los beratoneros y beratoneras, descendientes, amigos y vecinos es una visita obligada, por su entorno, sus rocas y caprichosas formaciones, su flora y su fauna.

El Quejigo centenario tiene grabadas tres cruces. Estas tres cruces, representan la unión de Beratón y sus tres pueblos vecinos, Borobia, Purujosa y La Cueva de Ágreda, que persiguieron al tío Chupina y sus bandoleros en 1874, y es el lugar donde los apresaron, tras haber encerrado en la iglesia a todos los habitantes de Beratón y saquear sus casas. Hechos que fueron recogidos en un romance de ciego: “Sobre un hecho acaecido en Beratón, el 8 de febrero de 1874”.