Este chaparro árbol singular de la provincia de Cádiz se localiza en un entorno natural único en uno de los lados de la ribera del Gaduares en un bosque de alcornocales donde se encuentra un buen entorno en cuanto a biodiversidad, su historia resalta con luz propia y es la luz de las ánimas benditas de las iglesias de Grazalema porque el corcho de este chaparro servía para pagar el aceite de aquellas luces.

Es un árbol que ha sido descorchado en numerosas ocasiones y presenta algunas de estas cicatrices de guerra en su tronco algunas como protuberancias muy interesantes en forma de verrugas. Su tamaño lo convierte también en árbol singular de la provincia de Cádiz y es que es un chaparro grande en comparación al resto de chaparros que podemos encontrar, este gigante convive con encinas y alcornoques adehesados, jaras, majuelos y otras especies de interes botánico típicamente mediterraneas.

Como curiosidad principal las familias que vienen a pasar el día a disfrutar en el naturaleza encuentran bajo su copa una fresca sombra para pasar un día de campo y compartir su picnic por lo que no es extraño observar muchas de estas familias compartiendo su día de campo bajo su sombra, si la familia es de 4 miembros los cuatro con los brazos extendidos casi recorren el perímetro total del tronco con un abrazo.